Hace unos días os hablé de un centro de juegos al que fuimos Fran y yo con los niños el día de la Bastilla y que obviamente estaba cerrado (podeis recordarlo aquí). Bueno, pues volvimos días después. La verdad es que yo con Theo y Maelys fuí por lo menos cinco o seis veces en el verano. A ellos les encantaba. Pedían ir casi todos los días.
El centro se llama Royal Kids y tiene varios juegos distintos. Hay una zona, la más pequeña, era para los niños de hasta cuatro años. Todo el resto lo podían usar todos, incluso a determinadas horas los adultos también podían entrar a jugar.
Hay un laberinto por dentro lleno de distintos obstaculos y para salir podías optar por bajar por tres pisos de gomas elásticas por las que los niños se tiraban y caían hasta abajo del tirón.
O podían bajar por varios toboganes.
Había una zona de discoteca. Una sala oscura con pinturas de colores y luces de neon que hacían lucir las pinturas. Y en el techo una lámpara de discoteca, de esas con cristalitos. Una zona con bolas y otra con piezas de lego gigantes!
Otro día, para aprovechar el calor que salió, fuimos a un camping cerca del pueblo en el que no hacía falta estar registrado en una cabaña para poder acceder a las instalaciones (había que pagar claro). Tenía una piscina exterior impresionante, toboganes de agua, piscina interior con más toboganes, tumbonas y sombrillas... Lo pasamos todos muy bien!
Theo, que hasta entonces le tenía pánico al agua (después también, pero no tanto), aprendió a bucear. Ninguno de mis niños sabía nadar, pero lo de Theo era terror al agua. Sólo meter un pie en el mar era todo un logro para él. Y cómo teníamos cámara acuatica, inmortalizamos el momento.
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