jueves, 31 de mayo de 2012

Tardes francesas

Tengo varias cosas que contaros antes de empezar. Lo primero es que estoy inmersa en los que espero sean los últimos exámenes de la carrera, y por eso llevo varios días sin publicar. Lo segundo, es que no voy a escribir de momeno algunas entradas que tenía pensadas, pero sí voy a terminar de publicar los post que tengo preparados sobre el verano pasado, que a este paso se me van a solapar con los del verano que viene. Y por último, algunas bloggers han preparado "La Semana de la Mujer Real" y voy a participar en lo que me sea posible. Sobre esto ya os contaré algo más durante esta semana.

Y después de todo lo dicho, sigamos con las tardes francesas. Yo no he sido nunca de playa, pero a María le encanta, y pasamos el verano explorando distintas de ellas por toda la costa. El área de Pornic tiene millones de playas muy chiquititas, eso sí, tengo que deciros que el color del agua no tiene nada que ver con el de las playas españolas. Allí el agua es bastante marrón.

Los niños no paraban de decir que no en todas las playas el agua era así, y nos fuimos en busca de la playa del agua azul. Y buscándola llegamos hasta Les Sablons. Resultó que su azul del mar no es el mismo que el nuestro, pero no hizo falta. En cuanto mireis la foto entendereis porque lo digo.


El resultado, nos llevamos comida, bebida, un montón de juegos (planchas de bodyboard, churros de esponja, palas y cubos) y conseguimos pasar el día en la playa. Hasta entonces, para los niños ir a la playa significaba no más de tres horas allí.

Otro de los días que salió un poco revuelto, nos quedamos a pasar la tarde en casa. Bastante raro porque me tuvieron todo el verano de un lado para otro, ya que según su madre, si no salían mañana, tarde y noche de casa se aburrían. Y no es cierto, pero si nos quedábamos en casa pasaban la tarde en casa de sus primos y a estos no les hacía mucha gracia... 

El caso, es que entre María y sus niños tenían unas ideas un tanto curiosas, y aparecieron disfrazados en casa con estas pintas.


Se habían cambiado la ropa, y Mateo llevaba la ropa de Cloe, Cloe la de María y María la de Mateo. Y nos animaron a hacer lo mismo, y aquí esta el resultado. Yo acabé con el bikini por fuera de la ropa y un cinturon en la cabeza y Theo y Maelys se cambiaron sus ropas.


Tras esto, preparamos un pastel de chocolate buenísimo, unas palomitas y unos vasos bien decorados y merendamos todos juntos en el jardín.


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