miércoles, 25 de abril de 2012

Futuroscope

La segunda semana de agosto fueron mis padres y mi hermana los que vinieron a verme a Pornic. El día que llegaron, muy pronto por la mañana, bajamos al pueblo para que lo vieran. Lo cierto es que Pornic, para pasar una semana de vacaciones es bastante bonito. Tiene cosas que ver y hacer para todos los gustos y edades, pero pasar allí el verano entero, se hace un poco largo. Y digo esto sabiendo que el próximo verano voy a volver, y esta vez, voy a estar sin María ni Luisa. Pero a lo que íbamos.


Bajamos a dar una vuelta por el puerto, desde el puerto viejo, en el centro del pueblo, hasta el puerto nuevo. Es curioso ver el cambio en la clase de barcos que hay de un puerto al otro. De veleros a yates. De allí subimos a la calle dónde se encuentra la iglesia, y vimos los alrededores. Vamos, lo que es el centro del pueblo.

Y cómo en Francia se come bastante pronto, nos volvimos a casa a comer para seguir con las visitas. Al acabar de comer nos fuimos hacia La Bernerie-en-Retz, dónde tienen el restaurante Laetitia y Joan, los padres de mis peques. Paseamos por la playa, dónde hay unas colchonetas con arneses. Los niños llevaban todo el verano queriendo montar, pero todas las veces que habíamos ido lo encontrábamos cerrado.


Fue bastante divertido. Maelys lo pasó en grande, pero la cara de terror de Theo cada vez que lo lanzaban hacia arriba no tenía desperdicio. Y después seguimos paseando hasta un parque al otro lado de la playa. Estuvieron un rato jugando, y cuádo se cansaron, cómo ya hacia frio, les pusimos lo único que llevábamos, los jerséis que acababan de comprarse mi padre y mi hermana. ¡Os podeis imaginar lo graciosos que estaban con los jerséis gigantes!


Al día siguiente quedamos con mis padres en el apartamento que alquilaron en Nantes para salir de allí hacia Futuroscope. María se vino con nosotros.


Lo primero que hicieron los niños fue subirse corriendo al circuito de coches. Lo primero y lo último, y en el día volvieron a subir unas cinco veces. Nos quedó claro que les gusta conducir.

Primero tenían que hacer un curso de educación vial y después salían a dar vueltas por el circuito. Incluso les daban un carnet al acabar el curso.


En Futuroscope, más que atracciones, son sesiones con proyecciones interactivas, en 3D, en pantallas gigantes. Los niños querían montar en la atracción de Arthur y los Minimoys. Eran unas plataformas que se movían mientras en la pantalla proyectaban una especie de montaña rusa en la que ayudabas a Arthur a escapar. Aunque a Maelys no le gustó mucho, al bajar no tenía la misma sonrisa que antes de subir.


María y mi hermana se fueron a una atracción de robots que bailan al ritmo de distintas canciones, mis padres se quedaron un rato con los peques, y yo me fui a lo que a mi me pareció la mejor atracción. Era una proyección de las obras de Van Gogh en una cúpula hemisférica. Realmente bonito ver sus obras tan grandes y con tantos detalles. Para mí muy recomendable, aunque era temporal y creo que ya la han cambiado. Una pena.

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